MIYAZAWA-SICK '05:Diario de la gira Europea
MIYAZAWA-SICK
MIYAZAWA-SICK:Diario de la gira Argentina / Brasil 2004
Argentina
Shimauta
Grandes Exitos
MIYAZAWA-SICK Gira Europea 2003
concierto en Pamplona
reportaje de la vista de Miyazawa a Argentina
REPORTAJE DE LA ESTANCIA DE CASERO, CLAUDIA Y JULIO en JAPóN
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EL LUGAR DONDE VIVEN LOS SONIDOS
  Es el título de los ensayos que Kazufumi Miyazawa escribe mensualmente para la revista “LATINA”. Revista japonesa que presenta el panorama de la música latina de Japón y el exterior.
.......El año que viene y a partir de este entonces. Con mi sentimiento hacia Sudamérica en el pecho.
   Hace dos años y medio, cuando viaje a Buenos Aires para encontrarme por primera vez con Alfredo Casero, había jurado a mi corazón que en un futuro cercano haría un concierto allí. Justo por esa época, la noticia sobre la caída económica argentina comenzó a ser escuchada más frecuentemente.
   Luego de un tiempo, comenzaron a pasar por la televisión japonesa, imágenes de distintas partes de Argentina en donde se estaban produciendo disturbios a raíz de la crísis económica. Al mismo tiempo, otras de personas que rompían vidrieras y saqueaban negocios empezaron a ser transmitidas una y otra vez por los noticieros de Japón. Coquetas y con orgullo, aquellas personas de imagen refinada habían entrado en pánico por la crísis económica y habían empezado a provocar tumultos. Esas imágenes me resultaban extrañas.
   En todos los países debe ocurrir lo mismo pero creo que los medios son perversos. Especialmente en Japón, los hechos que ocurren en países líderes como Estados Unidos o los países europeos son presentados de forma correcta pero fuera de ello, las noticias ocurridas en América Central, Sudamérica y los pequeños países de Asia, son mostrados como hechos extraños y muchas veces son exagerados. Los hechos que ocurren en regiones que no tienen conexión directa con nuestra vida, aunque no creo que sea así del todo, es como si se los observara como mirándolos desde arriba, con verdadero interés pero mostrando esa información de una manera a veces injusta. Si nos muestran en poco tiempo una y otra vez las imágenes de los manifestantes provocando disturbios, empezamos a pensar que todo el país está en caos por el pánico. Sin embargo, aunque realmente algunos sectores hayan pasado por esa situación, yo tenía la seguridad de que no era así en todas partes. Y aunque tratara, no podía imaginar que gente elegante como lo son los argentinos, estuvieran destruyendo aquella hermosa ciudad.
   De aquella promesa pasaron dos años, pero a principios de agosto de este año realicé en Buenos Aires, dos conciertos como solista. Dejando a un lado el hecho de que teníamos el gran apoyo de Alfredo Casero, estaba un poco preocupado de cuánto público podía llegar a venir a los recitales que estaba haciendo con mis propias fuerzas. Entonces, el llegar al lugar de destino y ver los afiches del concierto pegados en todas partes de la ciudad me dió un poco de tranquilidad.
   En conclusión los dos conciertos finalizaron con éxito y el entusiasmo para el año siguiente creció. Lo más importante fue, que las personas del medio musical que fui conociendo en cada una de las veces que fui y que en esta oportunidad también nos dieron una gran mano, demostraron una mayor comprensión con respecto a mi música. El hecho de que personas que sólo conocían la versión de Shimauta de Alfredo Casero nos hayan prestado tanta ayuda, me envuelve de una sensación extraña. Quiero agradecerles de todo corazón.
   Después de Buenos Aires me dirigí a San Pablo. Allí realicé un concierto luego de seis años. En esa ocasión dije “Hasta la próxima!”, y entre una cosa y la otra, se habían pasado seis años. Ahí me di cuenta por primera vez, la pequeñez de las cosas que una persona puede hacer en toda su vida.    En el recital de San Pablo participaron variados artistas. El joven guitarrista prodigio, Diego Figueiredo; Jair Olivera, con quien el año anterior compartí escenario en el festival de Alemania y Zeca Baleiro. Zeca cantó en portugués una canción mía y yo canté una de Zeca en japonés. La canción “Sunano Misaki(Ponta de Areia)” que cantamos todos juntos en el bis, todavía la llevo muy presente en el corazón.
   Del álbum “AFROSICK”, que grabé con el objetivo de hacer algo totalmente nuevo junto con músicos brasileños de mi misma generación, ya pasaron seis años. Y el hacer música junto a músicos brasileños luego de tanto tiempo, me hizo fuertemente volver a querer hacer algo junto con ellos. Brasil es un lugar que cada vez que voy me da nuevos estímulos. Me gustaría hacer realidad otro show el año que viene.
   Regresé a Japón y antes de que pasara un mes de haber vuelto, viajé nuevamente a Brasil. A Minas Gerais. Con un ajustadísimo itinerario de siete días y tres noches, fui a participar en un festival de jazz.
Revista LATINA, Noviembre 2004
"Shimauta" la canción de la Isla que cruzó fronteras y se unió en una ciudad de cultura y sociedad totalmente diferentes.
   Personalmente, el objetivo principal de este viaje era uno solo, conocer el corazón de esa persona que es Alfredo Casero. Llegué a Buenos Aires con el sólo propósito de saber cómo es la persona que canta "Shimauta" en japonés. Pero Alfredo no era la única persona que me esperaba en la Argentina. Una comitiva de Sony Music Argentina y gente de los medios se acercaron para conocerme. Hasta el último día de mi corta estadía mucha gente nos fue a ver al recital que dimos con Alfredo.
   Una de las cosas que me llamó la atención fue un programa de música que esta conformado principalmente por un mini-recital y una pequeña nota en la mitad del programa, al mejor estilo MTV. En el transcurso del programa pude hablar sobre la música, Japón y Okinawa. Pero lo que más me sorprendió fue la forma en la que hacen el programa. Llegamos al canal, hicimos una prueba de sonido de 30 minutos y ya quedamos libres. Como era medio día, sólo debíamos esperar a la noche para la performance. El programa no es en directo pero se graba en tiempo real como si fuera en vivo, luego se editan pequeñas partes y se transmite por televisión. Así de simple! Acostumbrado a comenzar por la mañana temprano con prueba de sonido, ensayo, prueba de cámara, ensayo general y grabación o vivo, como se maneja generalmente en Jápón, fue todo tan simple y natural que me sentí muy cómodo a la hora de actuar. Nuevamente pensé que no hay nada mejor que tocar en vivo.
   Otra de las cosas que me llamó la atención fue el ritmo de los noteros y periodistas argentinos. Gente de televisión, radio y periódicos hacían entrevistas en corto tiempo y en ningún momento me preguntaron sobre qué comida argentina me gusta o qué lugares conocí de Buenos Aires. El tema principal de todas las entrevistas era, por supuesto, Shimauta y la isla sobre la que habla, Okinawa. Mientras explicaba el significado de la canción conté sobre la historia de Okinawa, la educación de los militares en la guerra y los suicidios en masa, como si me hubiera convertido en el nuevo embajador de Okinawa. Y para terminar la nota, nos pedían que Alfredo y yo cantáramos Shimauta al ritmo de mi sanhin. Parece que todos pudieron captar el mensaje de esta canción que es Shimauta.
   Así, viendo la reacción de la prensa pude comprobar que Shimauta realmente es un éxito en Argentina. Ahora sólo me resta por verlo en la gente, en el público común. Esa respuesta la iba a tener un día antes de regresar a Japón.
   El 27 de Abril dimos un recital en el Jardín Japonés junto con Alfredo. El Shimauta que canté ese día fue distinto a todas las veces que recuerdo haber cantado. No importó cuan corto fue el tiempo con que se organizó y anunció el recital, 5000 personas se hicieron presentes ese día para cantar todos juntos al unísono. Mucho tiempo de mi vida soñé con ese momento y se ha hecho realidad. Personas de otra ciudad con diferente cultura estaban cantando una canción japonesa. Puedo decir que ese era mi sueño y mayor ambición en mi vida musical. Pude ver que la cara de los Nikkei argentinos brillaban de felicidad. Y en ese momento le juré a mi corazón que seguiría cantando esta canción y que pase lo que pase seguiría transmitiendo este sentimiento por medio de esta canción.
   Cuando nos embarcamos en el Río de la Plata el sol ya se escondía y del otro lado nacía una luna impaciente de tanto esperar. Comencé a sentir que me convertía en una hoja que es llevada por la tranquila corriente del río y pensé en lo pequeñas que somos las personas y también en la inmensa alegría que sentía al haber nacido. Entonces recordé haber experimentado el mismo sentimiento en otra ocasión. El tiempo que transcurre entre el ocaso del día y el nacimiento de la luna... Es verdad! En Itapuãn! En este momento el mar de Bahia estará iluminado por la misma luna? Mientras pensaba en eso, me dieron unas ganas tremendas de mostrarle Okinawa a Alfredo. Quiero regalarle a Alfredo, que me dió tantas alegrías y encuentros hermosos, la luna que se refleja en el mar de la Isla de Taketomi.
Revista LATINA, Agosto 2002
Más lejos, más alto...
   El día que "Okinawa – watashino shima –” (Okinawa – mi isla – ), álbum de THE BOOM que recopila 12 años de sentimientos por Okinawa, salía a la venta, hicimos la grabación en público del programa de radio que conduzco, Kyokuto Radio (Radio del Extremo Oriente), en Naha, Okinawa. Canté Shimauta junto con Alfredo que era el invitado del programa y recordé la vez que los dos cantamos en el Jardín Japonés de Buenos Aires. La gente de Okinawa recibió calurosamente a Alfredo y todos cantaron Shimauta con nosotros.
   Quiero mostrarle a Alfredo la tierra donde nació “Shimauta”. Ese era mi deseo desde que lo conocí en Buenos Aires. Sabía que era imposible mostrarle toda la isla en una estadía de 3 días y 2 noches, pero ya tenía elegidos los lugares a donde iba a llevarlo. Antes que nada, quería que sienta y conozca la forma de vida, a que ritmo corre el tiempo en la vida cotidiana de Okinawa. Por eso lo llevé a la isla de Taketomi, una pequeña isla de un poco más de 300 habitantes en el archipielago de Ishigaki. Esta isla resguarda su cultura tratando de no construir nuevos edificios. Se ven pocos autos y para movilizarse usan carretas a buey. Es una isla que se puede recorrer tranquilamente en bicicleta y la misma que 10 años atrás fue elegida como escenario para el video clip de Shimauta. De la misma forma en que Casero sacó su barco para ir al Río de la Plata, nos embarcamos mar adentro y anclamos en un lugar ideal para hacer snorkeling. Tomamos cerveza mientras nos divertíamos pezcando para hacer sashimi. Cuando estuvimos satisfechos nos zambullimos al mar y jugamos con los peces como si hubiéramos regresado a la niñez.
   Al día siguiente volvimos a la isla principal de Okinawa y nos dirigimos hacia uno de los lugares clave en el nacimiento de Shimauta, el monumento a Himeyuri. Mientras le contaba en inglés a Alfredo sobre las muchachas que murieron mientras atendían a los heridos de la guerra y mirábamos sus pertenencias, notas, etc... se nos acercó una sobreviviente de aquel desastre y nos contó sobre sus vivencias. Hace 10 años atrás, de la misma forma una persona me contó su historia y decidí escribir esta canción. En ese momento sentí como si hubiera ocurrido sólo días atras. Casero escuchaba con tanta atención que ni siquiera atinaba a asentir con la cabeza.
   Mientras escuchaba la historia me di cuenta de una cosa. Que cada persona tuvo una experiencia diferente en la guerra. Porque por ejemplo, aquellas personas que fueron maltratadas por militares norteamericanos sienten un gran respeto por el ejército japonés y aquellas personas que fueron rescatadas por norteamericanos vieron la guerra con otros ojos y la recuerdan de distinta forma. También que para poder sobrevivir debieron callar muchas cosas y guardarlas en el corazón. Hay tantas forma de ver la guerra como personas hay, y si uno se queda con una sola historia nunca va a poder entender el panorama total de lo que es una guerra. Nuevamente me lleve una enseñanza del monumento a Himeyuri.
   Cuando salimos luego de haber recorrido el lugar, se me acercó una guía de un grupo de turistas y me dijo –Miyazawa-san, cada vez que canto Shimauta les digo a los turistas que esta canción habla sobre el dolor de la guerra pero que tiene un gran mensaje de paz, no estoy equivocada , verdad? – yo asentí y en ese momento sentía una alegría que brotaba desde el fondo de mi corazón. Pensé en que siempre hay alguien que canta esta canción, que hay alguien que recibe el mensaje que hay en ella y por ello me sentía feliz de haber elegido el camino de la música.
   Me dió la impresión de que a Casero le mostré de una forma muy extremada la parte alegre y la oscura de Okinawa, aunque con el corto tiempo que teníamos no me quedo otra opción. Pero por fin, pudimos estar los dos en el lugar donde nació esta canción. Entonces, la última noche pensé en que la pasáramos comiendo y bebiendo cosas típicas en un lugar con mucha gente y música, así que nos dirigimos a Koza para ir al pub de música okinawense que tiene la cantante folklórica Ganeko Yoriko llamado Hime. Esa noche Casero bailó y se divirtió mezclado con la gente del lugar, y supe que la mejor forma de conocer Okinawa no es escuchando una explicación si no bailando Kachashi en un lugar como éste.
   Luego de habernos divertido en grande regresamos a la casa que taníamos alquilada en Yomitan y volvimos a tomar unos tragos más tranquilamente. Con el sanshin en la mano Casero me dijo –Este viaje me cambió la vida, aunque vuelva a mi país mi vida no va a ser la misma.
   Son las mismas palabras que dije diez años atrás cuando de golpe descubrí Okinawa. Siento curiosidad por qué es lo que Casero creará de aquí en más luego de este viaje y también que yo mismo voy a cambiar. Me gustaría subirme al viento e ir más lejos y alto. Y cuando esté cansado o herido, volver a esta isla y envolverme en estas olas para reencontrarme conmigo mismo.
Revista LATINA, Octubre 2002